zumeta en Sala Dalmau

Zumeta

Hace tiempo que teníamos ganas de exponer la obra de Zumeta en nuestra galería, pues una de sus exposiciones en ARTIUM nos había interesado poderosamente. Eso fue hacia 2006.

Su obra se engloba en lo que fue la renovación plástica de post-guerra. Después de respirar el aire libre de las vanguardias en Europa (París, Londres, Estocolmo) Zumeta regresa al País Vasco con “la modernidad en la maleta”. Su obra supuso un revuelo para la sociedad vasca de principios de los 60 y no fue nada fácil su camino, pues tuvo que transitar en el panorama gris imperante en aquellos años. Su obra era vista como una revolución y muchas veces considerada como una agresión.

Zumeta, siguió fiel a sus principios a pesar de la oposición a su obra y a su concepto del arte, y poco a poco se fue abriendo camino con seguridad y valentía. Su violento expresionismo no dejaba indiferente y la fuerza del color que le había acompañado siempre se vuelve cada vez más rotunda. Es precisamente el color quien dirige sus pasos y marca la construcción de la obra, en la que aparecerán, a posteriori, personajes u objetos más o menos identificables.

Ese pasado de lucha y valentía, de seguridad y convencimiento de que lo que hace vale la pena, es lo que le lleva a conseguir que su obra sea cada vez más aceptada. Si bien ha recorrido un largo y duro camino, el puerto al que ha llegado compensa esos años difíciles. No ha tenido que renunciar a ninguno de sus principios, siempre ha sido él mismo, y ha llegado a donde quería.

Cuando en julio de 2018 visitamos el estudio de Zumeta en el monte Usúrbil, fue como llegar a un lugar que hacía tiempo que deseábamos conocer. Fue emocionante poder ver tanta obra e intentar hacer una selección para la exposición que queríamos presentar en nuestra galería en Barcelona. Era un remanso de paz en pleno bosque que albergaba una bomba de color y de fuerza. Sí, era muy difícil hacer una selección y más aún cuando, después de un par de horas de emborrachándonos de color, nos fuimos a su otro estudio, situado en Navarra y que guardaba su obra de gran formato. Es una casona de piedra de dos plantas, un espacio enorme habilitado para las grandes medidas. Las obras fueron desfilando una a una, quisimos verlo todo, era una ocasión inmejorable para empaparnos de su pintura, entenderla y profundizar en ella. Fue un gran privilegio y una mañana irrepetible. Seleccionamos una veintena de piezas para que fuesen enviadas a Barcelona. Nunca nos había costado tanto hacer una selección.

Esas obras, al cabo de unos meses, llegaron a nuestra galería de Barcelona, dispuestas con su fuerza a conquistar a los habitantes de la ciudad. Estaba muy claro que Zumeta encajaba perfectamente en nuestro ciclo de exposiciones dedicadas a las vanguardias. Un personaje todavía en activo que conserva intacta la violencia creativa de la juventud.

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